Hablar sobre la supuesta inferioridad de las secuelas cinematográficas es regresar una y otra vez al lugar común y, bueno, a la pereza de los tópicos que, pese a haber sido destruidos en numerosas ocasiones, siguen ocupando un puesto destacado en la sociedad. Y es que, a lo largo de la historia del séptimo arte, han sido numerosas las secuelas que han superado tanto a las expectativas como, en algunas ocasiones, a sus celebradas predecesoras. Un fenómeno que, por supuesto, también se ha vivido en el cine superheroico.
En el caso que nos ocupa, es decir, las películas surgidas del universo DC Comics, el número de ejemplos puede que no sea muy extenso, hablamos de un total de seis largometrajes, pero estamos ante una serie de cintas plenamente disfrutables. Y valientes, distintas, arriesgadas, imperfectas, excesivas, alocadas y grandilocuentes. No hay grises en ella, todo vibra con la rotundidad de los fuegos artificiales.

Machacadas en muchos casos por gran parte de la crítica y analizadas de manera absolutamente desmedida por algunos sectores del público, estas seis propuestas representan cimas incontestables de sus respectivos superhéroes y superheroínas, siendo espectáculos de acción repletos de escenas para el recuerdo. Ninguna de ellas es redonda, exceptuando las incontestables ‘Batman vuelve’ y ‘El Caballero Oscuro’, pero todas desprenden una energía particular y contagiosa. Secuelas a la altura que el tiempo, siempre sabio, ha situado en el lugar que merecen.